Por Vanessa Salinas Faublas en El Planeta
Como docente con más de 15 años en el sistema de educación pública, entiendo lo importante que es responsabilizar a los estudiantes por lo que han aprendido y asegurarnos de que estén listos para graduarse. También comprendo que es igual de crucial identificar los lugares donde los estudiantes están teniendo dificultades y ayudarles a superar esas brechas en su aprendizaje. Desde 2003, el requisito del MCAS ha sido una herramienta de medición fundamental para ambas tareas, ayudando a igualar las expectativas y asegurando que cada estudiante aspire a la misma meta.
Por estas razones, votaré en contra de la Pregunta 2, que eliminaría el MCAS como requisito de graduación. Si esta medida se aprueba, dejará a educadores como yo sin una herramienta objetiva e imparcial para determinar la preparación de los estudiantes. Además, profundizará las desigualdades existentes y dejará a nuestros estudiantes menos preparados para la universidad y el mundo laboral.
Actualmente soy instructora de español en la secundaria de Brooke Charter en Mattapan y, como todos los docentes, trabajo arduamente para asegurar que todos mis estudiantes no sólo comprendan el material, sino que lo dominen. En lugar de bajar los estándares académicos, deberíamos centrarnos en garantizar que los estudiantes que están teniendo dificultades reciban la ayuda que necesitan. En lugar de apoyar a estos niños, la Pregunta 2 los abandonaría.
El MCAS ha inyectado más transparencia y equidad en el sistema —dos cualidades que no existían antes del MCAS. Estas herramientas de medición nos ayudan a dirigir nuestra atención hacia las necesidades de nuestras aulas y de estudiantes individuales. Cada día, trabajamos para ayudar a nuestros estudiantes a ganar confianza en sus habilidades y a aprender a pensar de manera más crítica en el proceso. Contamos con estos indicadores para guiar a nuestros estudiantes en la dirección correcta. Sería devastador perder el MCAS, ya que sabemos que funciona y ha sido útil para muchos docentes y estudiantes. Como dice el refrán, “Si no está roto, no lo arregles”.
No obstante, nuestra demografía en Boston está compuesta por diversos antecedentes. El MCAS nos ayuda a proporcionar prácticas instruccionales equitativas en las escuelas y sus datos nos permiten adoptar métodos de enseñanza más culturalmente responsivos. Así, los estudiantes se sentirán más representados e incluidos, promoviendo la equidad y los recursos necesarios para el éxito.
Tener un estándar estatal único para la graduación ha elevado las expectativas de maneras que han resultado en una mayor equidad y logros para todos los estudiantes. Desde su implementación, Massachusetts ha ascendido en las clasificaciones nacionales al primer lugar en logro estudiantil, mientras que nuestras tasas de graduación también han aumentado y las tasas de deserción han disminuido.
Si se aprueba la Pregunta 2, no habrá nada que la reemplace. No existirá un estándar estatal para la graduación. Ninguno. En su lugar, Massachusetts tendrá más de 300 estándares diferentes y desiguales para la graduación en todo el estado, lo que llevará a evaluaciones erráticas de la preparación de los estudiantes para la universidad y las carreras, así como a inequidades aún más amplias en el logro estudiantil y las oportunidades.
Como docentes de aula, somos los evaluadores principales de los estudiantes, pero nuestras evaluaciones son mucho más subjetivas que una evaluación común estatal que mide si todos nuestros estudiantes han dominado lo básico. Los datos del MCAS son las únicas fuentes consistentes y objetivas de información que identifican disparidades en los resultados educativos y forman la base fáctica para acciones que conducen a una mayor equidad en la asignación de recursos a las escuelas. Sin estos datos, Massachusetts podría regresar fácilmente a los días en que los estudiantes históricamente desatendidos, como los aprendices de inglés, los estudiantes con discapacidades y los estudiantes de entornos de bajos ingresos, quedaron atrás.
Al utilizar estas puntuaciones, los docentes, los distritos y el estado han identificado lo que funciona bien y lo que necesita mejoras para que los estudiantes aprendan de manera más efectiva. Además, si queremos atraer y retener educadores de alta calidad para nuestras escuelas, no deberíamos hacer que sea más difícil para ellos hacer su trabajo. Eliminar un estándar común marginará aún más a los estudiantes que más ayuda necesitan y perjudicará a los docentes que intentan alcanzarlos. Sigamos avanzando, en su lugar. Por nuestros estudiantes, sus maestros y nuestro sistema educativo, por favor, voten no a la Pregunta 2.
Vanessa Salinas Faublas es instructora de español en Brooke Charter School en Mattapan. V.Salinas627@gmail.com
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